Hemos emitido la novena edición de “La Fortaleza” y su editorial dice
así:
Querida tripulación! Terminada la participación de la Armada Nacional,
representada por el ARC “7 de Agosto”, en las operaciones Atalanta y Ocean
Shield, ya nos encontramos navegando las aguas que nos recibieron a Asia y
África y ahora nos despiden. Estamos en el bíblico mar Rojo ya muy cerca de
llegar a fondeo y esperar el cruce del canal.
En este momento los sentimientos son de felicidad y
agradecimiento por la misión cumplida en esta fase, con cero accidentes y el
cumplimiento de todas las tareas impuestas a pesar de las regulaciones
impuestas y las normales dificultades. Es un trabajo de equipo, de armonía y de
sinergia hacia los objetivos trazados. No hay nadie que sobrará en la
materialización de esta realidad tan especial para todos y cada uno de
nosotros. Hemos hecho parte de la historia nacional; lo hecho fue un hito que
en la posterioridad se recordará. Felicidades equipo!
Amigos, los que siempre han trabajado de manera
responsable, honrada, noble, sin esperar más recompensa que la propia
satisfacción personal; los que no necesitan mayor estimulo, que el que nos da
la vida como justa recompensada al esfuerzo y sacrificio abnegado y sincero;
los que buscan sin cesar la paz interior, que tienen una autoestima elevada,
que esperan gozar de salud, del amor de los nuestros y ganarse respeto y
orgullo, a todos ellos, sepan que su recompensa les es dada a diario con la
dicha de la vida, y sin embargo vendrá más.
Pero independientemente de esa lógica justicia de la
vida, de mi reciban mi más profundo saludo de agradecimiento, mi irrestricta
decisión de servirles siempre; cuentan con una persona incondicional a lo que
en algo les pueda ser útil. Ya les he expresado mi júbilo y ese sentimiento es
lo más importante.
Aquí todos los 86 del buque son participes de este
hecho; eso incluye con sobrados méritos a nuestro equipo español, de Gcomes, de
Aeronaval, de Guardacostas, del Cofen, de Sanidad, de las otras Fuerzas, a la
Asjurop, los TN en comisión, de Jina, a los IMP de la Camof y por supuesto a
los Orcas. Aunque después de este experiencia los 86 somos Orcas por siempre!!!
Ahora estamos haciendo talleres y releyendo nuestros
principios y valores; buscando una perspectiva diferente de nuestro vinculo
como Unidad; reflexionando y sacando una lección de vida.
Aprovecho esta oportunidad para hablarles de mi labor
como Comandante: Recuerden el Comandante no impone, sanciona, castiga, se
desquita, ni desea el más mínimo daño a su tripulación. Lo que lo alumbra es el
deseo de verlos ser cada segundo, minuto, hora y día mejores seres humanos,
padres, hermanos, hijos; verlos ser felices y que sean mejor que él. No es el
más sabio, ni el mejor, ni siquiera el más fuerte o valiente, es solo el
comandante; es decir un cargo de responsabilidad y la más bella de todas: la de
hacer a su tripulación la mejor de todas; no solo la mejor profesionalmente
hablando, sino la mejor de corazón.
Si lo he logrado o no, solo sus fueros interiores lo
dirán en el futuro; pero lo que si les puedo asegurar es que ese es y seguirá
siendo mi principal desvelo, aún el día que salga relevado por este portalón,
estará en mi corazón mi deseo por verlos ser los mejores, pero sobre todo los
más felices.
Pero amigos, ser felices no significa una vida llena
de placeres, sin exigencias, llena de contemplaciones, de diarias adulaciones,
de privilegios… nada más alejada de la verdadera felicidad. Ser feliz implica
ser fuerte de espíritu, ser consciente que no tenemos que tenerlo todo, pero si
disfrutar lo que se tiene y dar gracias por ello.
Que no es no trabajar o trabajar poco, sino trabajar
con amor, porque es el trabajo una de las mejores formas de alabar a Dios;
cuando el hombre trabaja, Dios lo respeta y lo ama.
Que todos los días es una nueva oportunidad de darlo
todo, de sudar con cariño creyendo en nuestra visión y misión como Armada. Que
mientras tengamos fuerzas, mientras tengamos salud, mientras seamos necesarios,
mientras tengamos fe y amor al prójimo, ningún esfuerzo es mucho para nosotros.
Somos el resultado de nuestros hábitos y de nuestros actos, por eso fomentar
los buenos hábitos y hacer buenos actos es la misión de quienes nos quieren.
Lamentablemente a veces lo comprendemos tarde y hasta renegamos de ellos. Ellos
fueron nuestros padres, tutores, profesores, en fin los que querían lo mejor
para nosotros.
A bordo el comandante es todos ellos en una; y nadie
dijo que tenía que ser perfecto para querer lo mejor para los suyos; solo el
cariño profundo y eterno hacia su “hijos” lo anima a no necesariamente ser
popular, pero si justo y protegerlos de sus propias debilidades y de las que de
afuera los quieran afectar. Defenderlos como un tigre de cualquier cosa! No hay
más preocupación, no hay mayor desvelo, no hay más fin, en un verdadero guía.
Por eso ningún cansancio y ninguna luz o falsa
adulación, lo puede desviar de su deber sagrado: el bien colectivo y particular
de cada uno de los suyos. Al final verlos realizados, es un premio más que
suficiente para ese privilegiado ser al que llaman el “Comandante”.
¡No me des el pescado, enséñame a pescar!
¡Si en verdad me quieres, no me lo hagas fácil; solo
muéstrame como ser fuerte!
¡La Voluntad es la herramienta con que se te ha dotado
para jamás desfallecer!
¡Eres tan grande como el tamaño de retos que vences!
¡Dios los guarde siempre junto con sus seres amados y
no los deje desfallecer en el duro, pero seguro y hermoso camino de lo
correcto! Vamos adelante, vale la pena, el cielo no es límite…
Capitán de Navío Darwin Alberto Alonso Torres
En esta edición incluimos un artículo escrito por el Señor Capitán de
Corbeta Juan Pablo Clavijo:
¡UN ESCUDO…NUESTRA IDENTIDAD!
A través de la historia, la humanidad siempre ha tratado de identificarse y diferenciarse, ya sea por su color de piel, su sexo, el color de su pelo o hasta lo más sencillo, siempre tenemos y llevamos con nosotros algo que nos hace únicos, que nos genera una “identidad”.
Por supuesto esta identidad se extiende a muchas de las cosas que se ven
en la cotidianidad, una marca de carro; la empresa donde se labora y por qué no
un buque, nuestro buque, así fue como nació esta iniciativa.
Algún día del mes de enero del 2015, observando una de las tantas
informaciones que llegaban a Colombia sobre el desarrollo del Programa
Antártico Colombiano y donde nuestro buque hermano el ARC “20 de Julio” surcaba
imponente las heladas aguas de los confines del mundo, note con admiración el
emblema de esta Operación. En ese momento, supe que no podíamos ser la
excepción y que dada la importancia de las operaciones en las que
participaríamos y la connotación como país y como Armada Nacional, debíamos
marcar un hito en la historia, empezando con detalles tan pequeños como un
escudo.
Nuestro escudo de la Operación “Atalanta” al igual que todo ser humano
cuando nace, fue concebido en mi mente,
se maduró en cada uno de los integrantes de esta poderosa “Fortaleza” y se
materializó con el aporte de los diseñadores de GS Pardo y de su Gerente Luis
Fernando Pardo, quien aporto su granito de arena para esta histórica causa.
En el escudo quería plasmar obviamente nuestros colores simbólicos, el
amarillo, azul y rojo; la silueta de nuestro imponente buque, el número de
casco, las olas, el mar, la silueta de nuestro hermoso país… en fin, quedaría
corto al mencionar todo lo que queríamos mostrar en los mares que surcaríamos y
los puertos a los que arribaríamos.
Luego surgió el interrogante, en qué o sobre qué se mostraría ese
escudo, en dónde y ante quién debíamos mostrar esta identidad característica.
Se harían gorras, camisetas, llaveros y monedas, en fin, queríamos ser los
protagonistas de este hito en la historia y debíamos hacerlo de la mejor forma.
Así fue como pasamos de reunión en reunión, haciendo sondeos, encuestas;
incorporando la silueta del buque de frente, de perfil, de forma plana y
tridimensional. Que debía salir África, o mejor Somalia, o Colombia o los tres
y en ocasiones ninguno.
El tedio y la incertidumbre gravito en ocasiones queriendo quebrantar
este sueño, la indecisión estaba a la orden del día y el tiempo cual verdugo se
acortaba cada vez más, es obvio, como seres humanos es difícil lograr
satisfacer los gustos de todos. A pesar de todas las vicisitudes e indecisiones
y muy para mi sorpresa, fue Fernando quien mantuvo viva esa llama y persistió
en llegar al final.
Hoy por hoy me siento orgulloso y creo que el sentimiento es mutuo por
parte de esta tripulación, ahora nuestras gorras y nuestras prendas son celadas
y apetecidas como objeto de cambio o venta ante los visitantes que pisan estas
cubiertas. También reposa al lado de escudos de buques americanos, españoles y
alemanes en algún bar restaurante en Chania – Grecia. Este escudo, nuestra
identidad, hace parte importante en esta operación y es visible ante los ojos
de países como España, Grecia y por supuesto en nuestra querida Colombia en
donde solo pudieron ver fugazmente esta estrella, esperanzados en vislumbrarla
mejor a nuestro regreso.
Ahora la Institución en nuestro amado país está haciendo crecer esta
suave brisa marina en un violento huracán, nuestra campaña y nuestro propósito
en la Operación “Atalanta” y “Ocean Shield” ya suena en los medios de
comunicación, en las redes sociales y en las bocas de nuestros compatriotas,
que mejor forma de hacer historia con esta punta de lanza, el escudo del ARC “7
de Agosto” y su participación en estas operaciones de contribución a la
seguridad marítima internacional en el Océano Índico.
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